México mantiene su atractivo para inversiones en 2024, pero el ritmo se desacelera
México sigue atrayendo inversionistas, aunque por detrás del ritmo que marcó en 2023. El lunes, la Secretaría de Economía (SE) reportó 48.3 mil millones de dólares en inversiones anunciadas por empresas extranjeras y nacionales hasta julio, cifra que representa una desaceleración después de que las empresas realizaron 52 anuncios de inversión por un total de 25.84 mil millones de dólares entre el 1 de enero y el 29 de febrero.
México sigue siendo un imán para la inversión global en 2024, atrayendo 48.3 mil millones de dólares en los primeros siete meses del año, lo que refuerza su papel crucial en la cadena de suministro global.
Sin embargo, este flujo de inversión, aunque significativo, muestra una ligera desaceleración en comparación con el ritmo vertiginoso observado en 2023, cuando el país alcanzó un récord de 110.7 mil millones de dólares en inversiones anunciadas.
A medida que México se encamina a superar los 190 mil millones de dólares en inversión acumulada para 2023 y 2024, se pueden identificar varios factores que fortalecen su posición, así como desafíos que deben ser abordados para mantener y potenciar este crecimiento.
Una de las principales fortalezas de México radica en su ubicación geográfica estratégica, que lo convierte en un punto de enlace vital para las cadenas de suministro entre América del Norte y otros mercados globales. La proximidad a Estados Unidos, combinada con los beneficios del T-MEC, permite a las empresas reducir costos logísticos y aprovechar un entorno comercial favorable.
Esta ventaja se ve reflejada en la concentración del 53% de las inversiones en el sector manufacturero, especialmente en la producción de bebidas, automóviles, autopartes, hierro, acero y componentes eléctricos.
La capacidad de México para atraer y retener estas inversiones subraya su solidez como centro de manufactura y su atractivo para empresas que buscan un entorno operativo eficiente y competitivo.
Sin embargo, la dependencia de México en sectores específicos como la manufactura automotriz y la producción de bebidas también revela una debilidad potencial.
Aunque estos sectores han sido motores clave de crecimiento, la concentración de inversiones en áreas limitadas puede exponer al país a riesgos económicos si se produce una desaceleración en estos mercados o si surgen disrupciones tecnológicas.
Por ejemplo, el enfoque en la producción de automóviles y autopartes podría enfrentar desafíos si no se adapta rápidamente a la transición global hacia vehículos eléctricos y tecnologías emergentes de movilidad, lo que podría dejar a México vulnerable ante cambios rápidos en la demanda del mercado.
Las oportunidades para México son vastas, particularmente en la diversificación y expansión de su base industrial. La reciente inversión de Artistic Milliners en Coahuila, que permitirá la creación de hasta 3,000 empleos, y la entrada de Sinoboom en Guanajuato con un proyecto de manufactura de maquinaria pesada, demuestran el potencial de México para atraer inversiones en sectores emergentes.
Además, la intención de fabricantes de automóviles chinos como Chirey de establecer plantas en México, a pesar de las tensiones comerciales con Estados Unidos, ofrece una ventana de oportunidad para que el país amplíe su influencia en la industria automotriz global. Estas inversiones no solo pueden diversificar la economía mexicana, sino también posicionarla como un líder en tecnologías avanzadas de manufactura.
No obstante, el entorno económico y político también presenta amenazas que podrían afectar el flujo de inversión. La competencia global por atraer capital, junto con las incertidumbres derivadas de las políticas comerciales de Estados Unidos, especialmente en relación con la entrada de vehículos fabricados en China al mercado norteamericano, podría crear un clima de incertidumbre que desincentive futuras inversiones.
También, la lenta toma de decisiones por parte de algunas empresas, como se observa en los retrasos en la construcción de plantas automotrices anunciadas, refleja la cautela con la que algunos inversionistas extranjeros podrían abordar el mercado mexicano, particularmente en un contexto de tensiones geopolíticas.
En este panorama complejo, México se encuentra en una encrucijada que le exige capitalizar sus fortalezas, como su ubicación geográfica y su capacidad manufacturera, mientras aborda las debilidades y amenazas que podrían comprometer su atractivo como destino de inversión. La clave para el éxito a largo plazo radica en la capacidad del país para diversificar su base económica, adaptarse a las tendencias globales emergentes y navegar con astucia las dinámicas comerciales internacionales, todo mientras se mantiene firme en su compromiso de crear un entorno favorable para la inversión y el desarrollo económico.
Si México logra superar estos desafíos y aprovechar las oportunidades disponibles, podría no solo mantener, sino incluso ampliar su posición como un destino primordial para la inversión global, asegurando un crecimiento económico sostenido y una mayor estabilidad en el contexto de un mundo cada vez más interconectado y competitivo.
Colaboración: Editorial Auge.