Inflación en México inicia 2025 con una desaceleración a 3.59%

La inflación en México comenzó el 2025 con una tendencia positiva al ubicarse en 3.59% anual en enero, consolidando así su tercer mes consecutivo de desaceleración.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), esta cifra permite que la inflación se mantenga dentro del rango objetivo del Banco de México (Banxico), establecido en 3% +/- 1 punto porcentual. 

Este comportamiento brinda estabilidad a la economía y abre la posibilidad de ajustes en la política monetaria para estimular el crecimiento. Sin embargo, persisten factores que podrían representar riesgos, como la volatilidad en los mercados internacionales y las presiones inflacionarias en algunos sectores estratégicos.

El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró una variación mensual de 0.29% en enero, con lo que la inflación anual mostró un descenso significativo desde niveles superiores al 4% en los últimos años. 

Este panorama genera expectativas favorables para la política económica, ya que el Banco de México ha respondido a la moderación inflacionaria con ajustes en la tasa de interés. 

Apenas el jueves, el banco central realizó su quinto recorte consecutivo, disminuyendo la tasa en 50 puntos base para ubicarla en 9.50%. La gobernadora del Banxico adelantó que la tendencia de ajustes podría continuar en la próxima reunión, pese a la incertidumbre internacional. 

Uno de los factores clave en la moderación inflacionaria ha sido la reducción en la inflación no subyacente, que agrupa productos con alta volatilidad en sus precios, como alimentos frescos y energéticos. Este componente pasó de 5.95% en diciembre a 3.34% en enero, impulsado por una baja de 7.73% en los precios de frutas y verduras.

En contraste, los energéticos y tarifas gubernamentales mostraron una inflación anual de 5.33%. La estabilidad en estos precios representa una fortaleza para el mercado interno, al contribuir a la recuperación del poder adquisitivo de los consumidores. No obstante, la dependencia de factores externos, como los costos de combustibles y la disponibilidad de insumos agropecuarios, sigue siendo una vulnerabilidad que puede generar fluctuaciones en la inflación en el corto plazo.

Por otro lado, la inflación subyacente, que excluye los bienes y servicios más volátiles y refleja con mayor precisión la tendencia de precios en la economía, tuvo una ligera alza al pasar de 3.65% a 3.66% en enero. Este comportamiento respondió a un aumento de 2.74% en los precios de mercancías y de 4.69% en los servicios, lo que sugiere que la demanda interna sigue siendo sólida y que algunos costos de producción aún ejercen presión sobre los precios.

La resiliencia del consumo interno es una señal positiva para sectores como el comercio y los servicios, que han mostrado dinamismo pese a la desaceleración de la inflación. Sin embargo, los costos logísticos y las presiones salariales siguen representando desafíos para la competitividad de las empresas en un entorno global que enfrenta reconfiguraciones en las cadenas de suministro.

Para el sector empresarial, este entorno representa una combinación de retos y oportunidades. La estabilidad inflacionaria brinda mayor certidumbre para la planeación financiera y la inversión, al tiempo que la reducción en tasas de interés puede incentivar el acceso a financiamiento para proyectos productivos.

Sin embargo, la evolución de la inflación subyacente y los factores internacionales, como la política económica en Estados Unidos, seguirán siendo determinantes en el panorama económico de los próximos meses.

Las decisiones de inversión y expansión dependerán de la capacidad de las empresas para adaptarse a un escenario en el que la estabilidad macroeconómica abre puertas, pero en el que las tensiones comerciales y las condiciones de financiamiento a nivel global seguirán influyendo en la dinámica del mercado mexicano.

Colaboración: Editorial Auge.

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