China se prepara para un nuevo mandato de Trump

China se prepara para enfrentar renovadas tensiones con la reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, lo que reavivaría conflictos en temas como el comercio y la tecnología.
Trump ha anunciado su intención de imponer aranceles del 60 % a todas las exportaciones chinas hacia Estados Unidos, lo que podría significar un golpe importante para la economía china, que ya enfrenta altos índices de desempleo juvenil, una crisis inmobiliaria prolongada y una creciente deuda gubernamental.
Según un análisis reciente de UBS, un arancel de tal magnitud podría reducir en 2.5 puntos porcentuales el crecimiento económico de China, que ya proyectaba cifras modestas. La administración anterior de Trump había impuesto aranceles a productos chinos valorados en más de 360 mil millones de dólares, lo cual llevó a China a negociar un acuerdo comercial en 2020. Sin embargo, el cumplimiento de estos compromisos fue incompleto, y el gobierno de Biden mantuvo la mayoría de esos aranceles e incluso agregó más a productos como acero, paneles solares y vehículos eléctricos.
Con la reelección de Trump, Estados Unidos y China podrían volver a las negociaciones bajo una presión arancelaria aún mayor, ya que la posición económica debilitada de China podría hacerla más propensa a dialogar.
Las implicaciones para México dentro de este nuevo escenario son significativas. La reelección de Trump podría representar una oportunidad estratégica para que México capte inversiones de empresas que buscan diversificar sus cadenas de suministro y reducir su dependencia de China, impulsadas por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y por la proximidad geográfica que facilita la colaboración logística. Esto permite que México se convierta en un eslabón clave en la cadena de suministro norteamericana, particularmente en sectores como manufactura y tecnología.
Además, el enfoque de Estados Unidos en la reducción de riesgos en las cadenas de suministro de tecnología avanzada, especialmente en el sector de semiconductores, plantea la posibilidad de que México fortalezca su rol en la producción de componentes tecnológicos y atraiga más inversión en industrias de alta tecnología.
Sin embargo, México enfrenta retos importantes para capitalizar estas oportunidades. La infraestructura logística, especialmente en cuanto a modernización de puertos y conectividad de transporte terrestre, representa un área de mejora crítica. Un retraso en estos aspectos podría limitar la capacidad de respuesta del país ante una mayor demanda de comercio e inversión extranjera. Además, la burocracia y las regulaciones locales son barreras que pueden frenar el crecimiento económico si no se abordan con la agilidad que el contexto exige.
Otro riesgo latente es la dependencia que tiene la economía mexicana de Estados Unidos. Las políticas proteccionistas de Trump podrían traducirse en restricciones al comercio con México, afectando a sectores clave como la manufactura, el automotriz, y la exportación de bienes agrícolas y electrónicos.
La relación comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China también podría generar inestabilidad en los mercados, afectando indirectamente el flujo comercial hacia México.
México deberá adaptarse rápidamente para mantenerse competitivo ante el interés de otros países en captar las inversiones que buscan alternativas a China. Con una estrategia de modernización y apertura, México puede posicionarse como un socio confiable, eficiente y capaz de responder a las demandas del mercado norteamericano en un entorno cada vez más competitivo.
La reelección de Trump y sus políticas, aunque presentan riesgos, ofrecen a México una oportunidad única para fortalecer su posición en la economía regional y global, siempre que logre superar las debilidades estructurales y aprovechar la ventaja competitiva que le brinda su relación con Estados Unidos.
Colaboración: Editorial Auge.