México alcanza un nuevo máximo en empleo

El trabajo asalariado en México alcanzó su nivel más alto en la historia reciente, con un 66.7% de la población ocupada bajo esta modalidad al cierre de 2024, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Este porcentaje representa un crecimiento de 0.6 puntos porcentuales respecto al año anterior y marca una tendencia ascendente por tercer año consecutivo.
En términos absolutos, 420,168 personas se sumaron al empleo asalariado durante el último año, lo que consolidó a este grupo como el segundo de mayor crecimiento, solo por debajo del de empleadores, que registró un aumento de 454,042 personas.
Paralelamente, el trabajo por cuenta propia y el no remunerado experimentaron reducciones de 487,954 y 247,718 ocupaciones, respectivamente, lo que favoreció el crecimiento del empleo subordinado.
A pesar de este panorama positivo, la incorporación de nuevos asalariados en 2024 fue la más baja desde 2014, cuando se sumaron 279,490 personas a esta categoría. En contraste, en los dos años anteriores el aumento superó el millón de trabajadores anuales. Como resultado, la generación neta de empleo en 2024 fue de apenas 83,599 puestos, la cifra más baja de la última década.
Este comportamiento evidencia un mercado laboral con avances en formalización y estabilidad, pero con señales de desaceleración en la capacidad de crecimiento del empleo.
La reducción en el número de trabajadores por cuenta propia y no remunerados puede interpretarse como un síntoma de mayor acceso a esquemas de empleo estructurados, con seguridad social y beneficios laborales.
Sin embargo, la menor creación de empleos en general refleja desafíos que pueden estar ligados a la cautela empresarial frente a las condiciones económicas y regulatorias.
La expansión del trabajo asalariado representa una fortaleza para el mercado mexicano, ya que contribuye a la estabilidad financiera de los hogares y al consumo interno. Las empresas encuentran en este escenario una fuerza laboral con mayor seguridad social y menor rotación, lo que favorece la productividad y la planeación a largo plazo.
Al mismo tiempo, la reducción de la tasa de desocupación, que cerró el año en 2.6%, la más baja para un cuarto trimestre desde que se tiene registro, indica que el mercado laboral sigue absorbiendo mano de obra, lo que es clave para evitar presiones sociales y económicas. No obstante, el ritmo moderado de crecimiento del empleo asalariado también es una señal de que las oportunidades laborales pueden estar limitadas en ciertos sectores o que la generación de nuevos puestos enfrenta obstáculos.
Dentro de este contexto, México tiene la oportunidad de consolidar su mercado laboral a través de estrategias que incentiven la inversión y la generación de empleo de calidad.
Factores como la relocalización de empresas, el crecimiento de la industria manufacturera y las exportaciones pueden ser motores para ampliar las oportunidades laborales formales. Sin embargo, persisten riesgos asociados a la incertidumbre económica global, la volatilidad de los mercados y los costos asociados a la regulación laboral, los cuales pueden frenar la expansión del empleo asalariado.
Además, aunque el empleo subordinado ha crecido, es fundamental que este crecimiento se refleje en mejores condiciones salariales y oportunidades de desarrollo profesional, ya que la estabilidad en el empleo no garantiza por sí sola una mejora en el nivel de vida de los trabajadores.
El comportamiento del mercado laboral en 2024 muestra avances en la formalización del empleo, pero también desafíos en la generación de nuevos puestos. La evolución de estos indicadores en los próximos años dependerá de la capacidad del país para fortalecer su entorno empresarial, generar confianza en la inversión y asegurar que el empleo asalariado continúe siendo un pilar para el crecimiento económico.
Colaboración: Editorial Auge.