México apuesta por semiconductores con nuevos incentivos fiscales
México busca reducir la brecha con Estados Unidos en términos de incentivos fiscales y apoyo a la industria de semiconductores, con el objetivo de convertirse en un actor clave dentro de la cadena de suministro global de chips.
México se prepara para mejorar los incentivos fiscales y atraer inversión en la industria de semiconductores, un sector que ha despertado gran interés tanto en inversionistas nacionales como internacionales.
Luis Rosendo Gutiérrez, subsecretario de Comercio Exterior, afirmó que la industria de semiconductores en México tiene el potencial de generar un auge significativo, especialmente tras el reciente foro de semiconductores en Ciudad Juárez, donde se expuso el interés por impulsar esta área estratégica para la economía.
El foro, organizado conjuntamente por la Embajada de Estados Unidos y la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (Canieti), subrayó la necesidad de que México desarrolle un plan para atraer inversiones a través de incentivos fiscales adecuados.
El interés creciente en la industria de semiconductores en México se debe en gran parte a su proximidad geográfica con Estados Unidos y al marco de cooperación que ofrecen tratados como el T-MEC, que facilitan la integración de las cadenas de suministro.
Aunque México cuenta con fortalezas importantes como una ubicación estratégica y costos competitivos en manufactura, también enfrenta importantes desafíos. Eugenio Marín, director ejecutivo de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia (FUMEC), señaló que aunque el país tiene áreas de oportunidad en el ensamble, empaque, validación y proveeduría de insumos, será fundamental diseñar incentivos que compitan con los de otros países, cuyas inversiones en este sector son considerablemente mayores.
El subsecretario Gutiérrez mencionó que México ya está trabajando en un programa de incentivos similar al de Estados Unidos, basado en la Ley CHIPS y la Ley para la Reducción de la Inflación, con el fin de hacer más atractiva la inversión en tecnología avanzada. Esta iniciativa tiene el objetivo de acortar la desventaja que México tiene frente a países como Estados Unidos y Canadá, que han implementado programas masivos de estímulos fiscales para industrias tecnológicas. Mientras Estados Unidos ha destinado más de 50,000 millones de dólares a su programa CHIPS for America, México necesita equilibrar sus incentivos fiscales para mantenerse competitivo.
A pesar de estos avances, México también debe enfrentar ciertas debilidades estructurales. La infraestructura tecnológica del país, aunque en crecimiento, aún no está completamente desarrollada para soportar una industria de tan alta tecnología como la de semiconductores.
El ecosistema de innovación, que incluye la vinculación entre universidades, centros de investigación y empresas privadas, todavía requiere consolidación. Además, la competencia por atraer inversiones en este sector es feroz, con países que ofrecen incentivos más robustos y entornos de negocio más avanzados.
Por otro lado, la coyuntura actual ofrece oportunidades únicas para México, particularmente en el contexto del nearshoring. La tensión comercial entre Estados Unidos y China ha llevado a muchas empresas a buscar diversificar sus cadenas de suministro, y México, por su proximidad geográfica, puede posicionarse como un socio estratégico para Estados Unidos en la fabricación de semiconductores. Además, el enfoque de la Ley CHIPS en diversificar las fuentes de suministro de semiconductores abre una ventana para que México se consolide como proveedor clave en este sector, no solo en el ensamble y empaque, sino también en el diseño y desarrollo de chips.
La competencia global en la atracción de inversión para semiconductores es intensa, y países como Corea del Sur, Taiwán y Singapur han avanzado significativamente en la creación de ecosistemas tecnológicos y en la oferta de incentivos fiscales agresivos.
México tendrá que ajustar rápidamente su marco regulatorio y fiscal para no quedarse rezagado. Además, la falta de una política industrial clara y coherente podría retrasar la captación de inversiones significativas en este sector, dejando al país en desventaja frente a naciones que ya han desarrollado estrategias sólidas de atracción de inversión tecnológica.
La Secretaría de Economía ha diagnosticado esta situación como urgente y está trabajando en su Portafolio de Inversión 2025, donde busca desarrollar un pipeline estructurado que permita atraer y aterrizar inversiones en manufactura avanzada.
Este esfuerzo requerirá una coordinación estrecha entre diversas secretarías para enfrentar las desventajas que actualmente representa la Ley para la Reducción de la Inflación de Estados Unidos y el paquete de estímulos de Canadá.
México tiene la capacidad de jugar un papel crucial en la cadena global de suministro de semiconductores, pero deberá actuar rápidamente para mejorar su competitividad. La clave estará en diseñar incentivos fiscales que equilibren las necesidades de inversión con la capacidad del gobierno mexicano para ofrecer apoyo.
El país deberá fomentar un entorno que permita a las empresas tecnológicas prosperar, asegurando así su integración en una industria de vital importancia para la economía del siglo XXI. La ventana de oportunidad está abierta, pero la velocidad y efectividad con que México responda determinarán si logra posicionarse como un actor relevante en la industria global de semiconductores o si quedará rezagado frente a otros países que ya están más avanzados en este camino.
Colaboración: Editorial Auge.